El CENTICITI (Centro Internacional de Teoterapia Integral – Comunidad Cristiana Internacional De Teoterapia Integral ) es el producto del trabajo de misioneros que, desde Colombia en el año 1963, con la visión del mensaje restaurador de Dios a través de Jesucristo Su hijo, y en cumplimiento del mandato superior dado por nuestro Señor Jesús, hace 2000 años de “…id y haced discípulos a todas las naciones…” (Mt.28:18-20), aceptaron el llamado de Dios de plantar a Jesucristo en el corazón de cada ser humano.
“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
DIRECTORIO NACIONAL
Llegue al CENTICITI de La Paz – Bolivia el 21 de abril de 2017, me invitó una compañera del Colegio.
Tenía problemas familiares muy serios.
Yo estaba muy deprimida y tenía pensamientos suicidas.
El día que la “gota colmó el vaso”, recordé a esta compañera de colegio, la llamé para ir a su casa y desahogarme con ella. Ella me escucho, me dijo que me calme y me invitó para que asista el sábado, a su Iglesia para que escuche la Palabra de Dios. Le agradecí pero me dije a mi misma “yo no quiero Iglesias” y decidí no ir.
Ese sábado fue caótico y salí de mi casa desesperada, no tenía a donde ir y me acorde de la Iglesia de mi amiga y no me quedo más remedio que ir.
Cuando llegue, me sorprendió ver a otra compañera de colegio con quien no tenía tanta confianza, ella me estaba esperando porque la amiga que me invitó no fue y le pidió que me espere en la puerta.
Cuando ingresé, para mi sorpresa, llegue a un lugar íntimo y un ambiente cálido. La predica ya había comenzado pero sentí que me hablaba a mí y a medida que transcurría la tarde me iba sintiendo consolada y reconfortada; al terminar la reunión me reuní con la MTC/Pastora y con ella hice la oración para invitar a CRISTO a mi vida.
Al salir de allí tenía la paz que tanta falta me hacía.
Todo fue cambiando en mi vida, el Señor con su presencia y a través de Su Palabra me dio la sabiduría que necesitaba para sacar adelante a mis hijos.
Han pasado 4 años y tanto mis hijos como yo estamos perseverando en los caminos del Señor.
En nuestro hogar tenemos paz y vivimos en armonía.
El Santo Espíritu de Dios, restableció mi autoestima, me dio sanidad integral y sabiduría para todo orden de cosas.
Ahora estamos compartiendo de Jesús a nuestros familiares y oramos por ellos para que también sean salvos, y al igual que nosotros quieran vivir plenamente con EL.
Yo era una persona autosuficiente.
Crecí, prácticamente, solo porque mis padres trabajaban, mis hermanos mayores estudiaban.
Hace 5 años hice la oración para invitar al Jesucristo a mi vida.
Empecé hacer Devocional con mi esposa (ella ya era Cristiana pero no se congregaba) y a la fecha puedo afirmar que Jesús ha transformado mi vida, y continuo aún en ese proceso.
He aprendido a depender de EL.
EL me guía, está conmigo SIEMPRE y ya no hay soledad en mi vida.
Realmente no hay palabras para describir Su presencia llena de amor, sabiduría y fidelidad.
EL está vivo y es real.
Yo era una mujer radical en todo lo que hacía, muy exigente con mis dos hijos varones; adicta al trabajo, buscaba la perfección en todo.
En mi trabajo era bien considerada como profesional y como persona; a pesar de ello, muy en el fondo era una mujer solitaria e insegura.
El menor de mis hijos, a los 12 años vino al CENTI y conoció a Cristo.
Siempre nos invitó y nos compartió del Señor, a todos nos hizo recibir a Cristo, la verdad lo aceptamos pero no lo tomamos en serio, pero este muchacho insistía tanto y no perdía la oportunidad de invitarme, y como toda mamá, traté de complacerlo y a veces asistía a las reuniones siempre pasando desapercibida,
Poco a poco fui conociendo al Señor, pero no me entregaba a EL por completo.
Lo que note en mí, era que ya no era tan obsesiva con todo lo que hacía.
Paso el tiempo y un buen día tuve el peor día de mi vida, no sabía qué hacer, gracias a Dios estaba a media cuadra del CENTI, toque el timbre, la líder en persona me abrió y me derrumbe en sus brazos. Fue tan paciente conmigo que se quedó horas a mi lado, hasta el amanecer; lógicamente me hizo recibir a Cristo nuevamente y esta vez sí lo hice de corazón, con todo mi ser.
Mi caminar con Señor fue lento, hacia mi devocional por hacer, a medida que fui conociéndolo cambie mis prioridades.
Deje de ser radical, deje de estudiar tanto (tengo títulos de licenciatura, diplomados, maestrías y estaba en el doctorado de psicología).
Tome la decisión de darme la oportunidad de conocerlo más a través de los cursos de Formación Cristiana TEOS, y la verdad, estos cursos son los que me cambiaron la vida.
Ahora sé que el amor de Dios es inmensurable y que EL me tiene en la palma de su mano,
¡En la vida hay que ser agradecidos!
Yo agradezco a Papá Dios porque estos últimos 6 años han sido los mejores de toda mi vida.
Le doy infinitas gracias a nuestro buen Padre Dios porque mis hijos y nietos conocen al Señor y están en sus caminos.